“Enfoques y Desafíos de la Educación Superior en la República Dominicana”



En el presente siglo XXI, la educación superior constituye quizás el más importante medio con que cuenta un país para promover su desarrollo, fortalecer su identidad nacional y autodeterminación, lo que se fundamenta en la contribución que esta puede hacer a la modernidad, plasmada en un proyecto de sociedad comprometido con el desarrollo humano sustentable.

Pensar, crear, relacionarse y actuar, son las competencias básicas que se exigen hoy día en el ámbito educativo y que son esbozadas por el autor Prensky Marc (año no disponible) en su obra “El mundo necesita un nuevo currículo”. El autor abarca de una manera fresca, práctica, pero sobre todo actual la necesidad de implementar cambios reales en la pedagogía educativa, tomando como eje central al estudiante y redireccionando el rol del docente.

Un punto importante que debe ser tomado en cuenta, es que la tecnología es vista por los estudiantes actuales no como una herramienta sino más bien como una extensión de su cerebro. El nativo digital ve la tecnología como una forma de expresar su pensamiento. En este sentido la tecnología tiene una doble función; como herramienta de aprendizaje y como inteligencia ampliada.

Al inicio del presente ensayo se establecen como nuevas competencias básicas la capacidad de pensar, crear, relacionarse y actuar. Estas competencias han estado divididas y desarrollándose de manera independiente como si una no dependiese de la otra, y no debe ser así, en las escuelas y universidades en la mayoría de los casos solo se centran en la capacidad de pensar, dejando la capacidad de actuar y crear cuando sean profesionales y es aquí donde surge el divorcio de muchos profesionales con sus carreras, no le encuentran aplicabilidad a lo que han aprendido por cuatro largos años en la universidad, entendiendo que con una especialidad o maestría se subsana el problema.

El trabajo de la universidad debe ser que los conocimientos que adquieren los estudiantes sean aplicables en la vida social y laboral del mismo y aquí entonces se desarrolla la capacidad de relacionarse, ya que toda carrera o área de conocimiento tiene un sentido social. La formación a nivel superior debe tener un carácter utilitarista, es decir que lo que aprenda el estudiante tenga sentido y sirva para dar respuesta al entorno donde vive. Es por esto por lo que hoy día jóvenes talentos ofrecen respuestas a problemas o situaciones que con anterioridad se necesitaba emplear años de estudio. Por lo que aplicar estas competencias de manera cónsona es un desafío que debe ser abordado a nivel superior para poder obtener buenos resultados en la educación.

Estas nuevas competencias básicas marcan la diferencia para ofrecer un currículo como se exige en este tiempo. Y es que estas competencias buscan como objetivo principal la esencia misma de la educación, o su fin “llegar a ser”. Tal como establece Marc Prensky “el verdadero objetivo de la educación es convertir a los estudiantes en personas buenas, competentes y flexibles capaces de mejorar el mundo en el que vivimos. El aprendizaje es únicamente un medio para conseguir este fin”.
Se necesita un nuevo contexto educativo, por tanto, no se puede centrar la educación en como impartir clases, sino más bien en lo que se les enseña, no es cambiar el “cómo” sino “el qué”. Esto responde a la necesidad de educar a los jóvenes en áreas que, aunque son relativamente nuevas son los escenarios en los cuales se desempeñan. Por tanto, las destrezas que se exigían en el siglo pasado, deben ser ampliadas e incorporar nuevas destrezas, muchas de ellas relacionadas con la tecnología y otras conectadas con la persona del estudiante, es decir, con el ser del individuo.

Un aspecto importante que resalta el autor y que es uno de los principales obstáculos en la educación es que “la mayoría de la gente prefiere caminar hacia atrás rumbo al futuro” es decir que quiere hacer cambios significativos en la educación, buscando la manera de implementar la educación de antes porque es la correcta utilizando la tecnología, y el problema no radica ahí, sino que es una combinación entre la pedagogía y la implementación de nuevas materias en el currículo.

Con relación a la pedagogía a implementar en estos tiempos, Marck propone la pedagogía de la coasociación. Establece que el nuevo currículo centre la enseñanza en cuatro áreas importantes y que necesitan ser desarrolladas, ya que permitirán no solo generar conocimiento sino también trabajar “el ser” del estudiante. El carácter, la pasión y la comunicación y resolución de problemas, creación y destrezas son las cuatro áreas que deben estar presentes en la pedagogía a implementar.

La educación no debe estar centrada en lo que vamos a enseñar, afanados en el contenido, las materias, actividades, sino más bien en la persona, a quien va dirigida la educación. Por tanto, se debe tener en cuenta la humanización de la educación, así se le podrá inyectar el carácter y la pasión, pues no se estará trabajando con contenidos sino con la persona. El docente tiene que identificarse con cada estudiante para poder saber cuáles son sus pasiones y aplicarlas en lo que está aprendiendo, así se produce la conexión entre lo que aprenden y lo que viven día a día. Lo más importante para un profesor es conectar con sus estudiantes, cuando esto surge la formación fluye sola.

En cuanto a la comunicación y resolución de problemas es esencial para todo estudiante y docente saber cómo aplicarlos en su vida, ya que con esta propuesta de coasociación e interconexión global es una herramienta útil y aplicable, ya que no es trabajar de manera individual sino en equipo y como cada cabeza es un mundo surgen una diversidad de opiniones y posturas en lo cual se debe tener la madurez necesaria para abordar cada tema con el uso efectivo de la comunicación y la aplicación de la resolución de problemas cuando proceda.

Por último, se debe incentivar a la creatividad y desarrollo de destrezas, ya que a través de estas se puede buscar solución a muchas situaciones, pues la libertad de pensar está a flor de piel.

Las universidades e institutos superiores deben asegurar que sus egresados estén capacitados para el mundo, con las habilidades, destrezas y técnicas que le permitan ingresar con eficiencia y eficacia en el sistema de producción de bienes y servicios. Esto se traduce en la formación continua del docente.
La UNESCO motivó a los Estados y a la sociedad en general a ver en la educación superior no una carga para el presupuesto público, sino inversión nacional a largo plazo.

Otro reto crucial latente en la educación superior es el costo de la formación de una persona como maestro o docente. Siendo su formación en principio una inversión que luego se traducirá en un beneficio económico a nivel personal siendo este desarrollo económico un beneficio también para la sociedad al existir una vinculación con la estructura productiva del país. Pero cada día estamos más inmersos en un mundo globalizado, con problemas sociales y económicos, en donde necesitamos preparar las condiciones para hacer realidad una educación superior con equidad, pertinencia y calidad. Ser docente universitario hoy día es más difícil que años atrás ya que las exigencias han ido aumentando junto al desarrollo social, por lo que las demandas que la sociedad le propone a la universidad también se han incrementado.

Por tal motivo, el docente debe ser un facilitador de la enseñanza, consciente de actualizar y mejorar sus competencias pedagógicas y tecnológicas, como es el uso de la informática. La universidad le reclama mayor dinamismo y compromiso en su trabajo, ya que es de importancia para la sociedad y el gobierno la formación de ciudadanos capaces de actuar de manera eficiente para identificar y abordar los problemas nacionales, pero también con capacidad para plantear iniciativas, escuchar y comprender a los demás. Es aquí donde el uso de la tecnología es necesario, la misma no debe verse como en décadas atrás como una materia adicional u optativa para complementar un programa educativo, sino más bien como herramienta esencial inserta en la didáctica actual.

Ahora bien, la tecnología no es lo único que se necesita para tener éxito en la educación superior hoy día. Se trata de que cada área a enseñar cumpla con el verdadero objetivo de la educación, que es desarrollar en cada joven las cualidades y valores que lo hagan una buena persona. Y esto se logra cuando se trabaja para que el niño, el joven y el adulto que recibe formación desarrolle un pensamiento eficaz, una acción eficaz, relaciones eficaces y logros eficaces.

Es muy importante corregir la idea que tienen algunos docentes de que su única función es “dar clase o enseñar” como si solo la exposición oral que realizan determina el cumplir con su función. Por lo que debe poseer una gama de recursos que tengan alternativas para la resolución de grandes problemas en la educación del siglo XXI: compromiso, creatividad y reflexión crítica.

Así también tenemos como reto para este nuevo siglo la evaluación y supervisión de la calidad de los docentes y discentes. “Se trata más bien de hacer énfasis en los aspectos cualitativos del proceso más que en los cuantitativos”[1], se debe tener claro el diseño de objetivos definidos que es lo que permitirá al momento de evaluar y supervisar la calidad de la educación hacer un check-list, para así saber las fortalezas y debilidades, por tanto, de manera puntual tomar consciencia que aspectos son prioritarios trabajar para obtener mejores resultados. La evaluación y supervisión constante de la calidad en la educación debe tener en cuenta los elementos endógenos, exógenos y mixtos para poder tener una realidad más acabada de cómo mejorar o mantener la calidad. 

Otro desafío que debe estar inserto de forma imperante en el sistema de educación superior es la Educación en valores, esta formación debe realizarse de manera transversal en todo el currículo de la educación superior, ya que no solo se debe procurar la formación técnica, académica o intelectual del ser humano, sino que debe estar impregnada de los valores que permitirán a que cada estudiante, tome consciencia de su rol como ente social a través de su carrera profesional.

Sindy Lizardo Alba 



[1] Abreu. Fabio La educación en República Dominicana, retos y perspectivas. 2002. Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Pág. 13

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